martes, 10 de febrero de 2009

El deporte como educación.

Una reflexión de Lluís Bruguera, entrenador de tenis y padre del campeonísimo Sergi Bruguera:

El deporte debe servir para que los jóvenes sean mejores, estén más preparados, más interesados en aprender y adquieran los valores necesarios. Miro la tele: hablan de educación. Leo los diarios: hablan del problema de los maestros o de los puntos débiles del sistema educativo de nuestro país, del fracaso escolar. ¿Alguien puede pensar que uno de los problemas más importantes de nuestro país, o de cualquier otro, no es la educación de sus jóvenes?
Ya sé que la educación no es un negocio palpable. Requiere grandes inversiones sin beneficios contables. Pero Sarkozy, Merkel, Brown apuntan al cambio para hacer de la educación algo importante. La mala educación, o la pobre educación, perjudica a todos, pero mucho más a los débiles, a los pobres o a los de poca personalidad, porque tienen menos posibilidades de salir adelante.
Los jóvenes aprenden por osmósis, actuando. No solo con palabras, y menos ahora que hay un deterioro evidente de la autoridad, del concepto del orden, del respeto, del sentido de la responsabilidad. Tenemos que luchar contra la idea de que los niños felices son los que no se esfuerzan y también de que está prohibido prohibir. La cultura del esfuerzo ha sido expulsada de la ecuela para esconder el fracaso escolar. Tenemos datos públicos: España se mantiene en el peor lugar de la clasificación europea, y Catalunya, en el peor de la de España en fracaso escolar. ¡Hasta con cuatro suspensos se puede pasar de curso! ¡Las palabras reto y competición están demonizadas!
La vida es competición, y ahora estamos preparando a nuestros jóvenes para un tipo de vida que no es la real. Y esto nos hace débiles. Si conseguimos enseñarles que competir es intentar ser cada día un poco mejores, habremos conseguido mucho.
Incluso la gente que está de acuerdo con todo esto me suplica: "Sé suave, habla de cooperación, de trabajo en equipo". Es evidente que esto y mucho más es importante, pero tenemos que cambiar. La realidad es que se hacen muchas cosas, pero el sistema no funciona. El deporte escolar está en el peor lugar de los últimos 30 años. Debemos formar parte del proyecto común de ilusionar a nuestros jóvenes, en el que todos nos sintamos protagonistas de su educación. Los profesores (que tienen menos armas, más problemas y están menos considerados) deben tener más apoyo. Pero los padres no pueden dimitir de su misión de educadores. Las empresas, los medios de comunicación, el Gobierno... Todos somos parte de este proyecto.
Estoy firmemente convencido de que el deporte es un elemento formativo fundamental. La competición, con unos reglamentos, una formación, unos valores, ayuda a los jóvenes a aprender a ser mejores. El valor educativo del deporte se da cuando el joven sigue haciendo deporte, progresa e intenta mejorar mediante la constancia, la disciplina, la capacidad de sacrificio, el control mental, la aceptación de las reglas de juego, incluso la misma justicia y la derrota, y aprende a ganar, y aumenta su tolerancia a la frustración y su capacidad de solucionar situaciones difíciles.
El proyecto que propongo es el de Educación y Deporte para todos. El deporte tiene que ser una asignatura al mismo nivel, por ejemplo , que las matemáticas, no una "maría" de las de antes. este proyecto lo tiene que liderar el Departament d´Educació, y va más lejos que un programa deportivo: hablamos de un tema social, y de integración de las diferentes etnias. No basta con que los jóvenes conozcan el deporte; es fundamental que lo continúen practicando. Para esto es necesario que participen, además, los ayuntamientos, los colegios y la Secretaria General del Esport, en sus dos ramas, UFEC y UCEC.
Los programas deportivos tienen que combinar iusión (para que los chicos conozcan el deporte), motivación (para que no lo dejen después), diversión (para que sea un entretenimiento formativo) y unos objetivos claros y asumibles para los distintos niveles. El deporte escolar debe tener un gran valor específico, pero no puede ser diferente del federado. Y sobre todo se tiene que potenciar el deporte interescolar. Se tiene que potenciar el efecto centro: jóvenes, padres y profesores tienen que sentirse unidos y formando parte de algo querido. Es imprescindible llegar a acuerdos que vinculen a colegios y clubs.
¿Quién no cree que el deporte es saludable?, que los niños pueden aprender a alimentarse mejor con referentes claros? Invertir en deporte es gastar menos en salud. Invertir en deporte es invertir en nuestra juventud, para que sea más competitiva en un mundo globalizado.

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