La opinión de Álex Salmon, en El Mundo.
SI LA MEMORIA no me falla nunca un partido político parlamentario ha salido a la calle para pedir la dimisión de un president de la Generalitat. Durante muchos años nos hemos vanagloriado de que Cataluña no hacía esas cosas. Gritar en la calle contra el president se trataba de un pecado antidemocrático, un movimiento desagradable y de desprestigio ciudadano. Mañana, Ciudadanos recupera el pataleo en la calle contra Montilla que tendrá un mínimo seguimiento mediático, aunque salgan a la calle más de 5.000 personas. No sé si es la mejor estrategia. La formación que lidera Albert Rivera es un extraño partido aglutinado de muchas ideas transversales, dirigido por personas que se consideran de izquierdas, aunque públicamente son juzgadas de derechas, con una masa votante que ha superado las ideologías, para lo bueno y lo malo. En todo caso, y aunque la estrategia esté equivocada, no deja de ser un nuevo acto con aire fresco en una sociedad que duda hasta de ventilar el aire que le pesa.
viernes, 6 de febrero de 2009
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