domingo, 17 de mayo de 2009
Y de repente, la realidad.
Escuchamos que hay crisis, hablamos de la crisis, es indudable que España vive una gran crisis. Pero no te das cuenta de su significado hasta que te la encuentras de cara.
Cerca de mi casa, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz, reparten cada semana comida y ropa. Hasta ahora iban los más necesitados, personas que por su apariencia física entiendes que deben acudir a una parroquia por mera supervivencia. Ayer viví un golpe de realidad, una gran cola de ciudadanos esperando ayuda, y una cola de necesitados sorprendente. Es cierto que había inmigrantes, pero eran minoría. La mayoría de las personas que hacían cola eran personas normales, personas como tú y como yo, bien vestidas, limpias. El vecino de abajo que te saluda cada día y mientras tú vas al trabajo, él debe acudir a la beneficiencia para seguir adelante.
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