domingo, 12 de octubre de 2008

Marina

El filósofo Jose Antonio Marina, en el Mundo.

Las circunstancias han hecho que el Tribunal pueda declarar anticonstitucional un estatuto aprobado por el Parlamento catalán, por el Parlamento español y por los ciudadanos de Cataluña en referéndum. Algunos nacionalistas comienzan a afirmar que no se puede ir contra la voluntad de un pueblo, expresada en referéndum. Pero no es verdad que cualquier referéndum sea política y jurídicamente todopoderoso. Una vez más conviene hacer un poco de pedagogía política y explicar que el Tribunal Constitucional está normativamente por encima de la opinión popular, excepto cuando ésta se expresa en forma «constituyente», cosa que no es el caso.

La aparición de los Tribunales de garantías constitucionales es una página de excepcional importancia en la historia del derecho político. Sufrieron críticas porque parecía que ponían al poder judicial por encima del legislativo. Pero no es verdad. Sólo recuerdan que los Parlamentos no son omnipotentes y que deben someterse a la Constitución. En EEUU es la jurisdicción ordinaria quien se encarga de esta función, pero en Europa, gracias a Kelsen, se ha atribuido el juicio de constitucionalidad a una jurisdicción especial, reconociendo así la complejidad e importancia de su misión. El referéndum catalán se hizo dentro de la Constitución y está sometido al Tribunal de garantías. Recomendaría a los políticos que no calienten los ánimos con demagogias antijurídicas.

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