jueves, 22 de enero de 2009
¿Le interesa a España salirse del euro?
Un artículo de Eduardo Segovia.
Hasta no hace mucho, distintos medios, políticos y analistas extranjeros planteaban la posibilidad de que los países europeos echaran a España del euro (en octubre, Crédit Suisse aseguraba que nuestros desequilibrios ponían en peligro la sostenibilidad de la moneda única). Ahora el debate ha vuelto, pero se plantea justo al revés: ¿Le interesa a España abandonar la Unión Monetaria Europea?
A primera vista, parece un disparate, pero no lo es tanto. El planteamiento es que la única alternativa al brutal incremento del paro que sufre nuestro país es utilizar nuestra arma más tradicional para recuperar la competitividad perdida: devaluar la divisa. Y eso no lo podemos hacer dentro del euro, evidentemente. De hecho, ni siquiera es posible forzar una devaluación del euro frente al dólar, algo que no nos vendría nada mal dada la debilidad de nuestras exportaciones. Por lo cual, la solución pasaría por abandonar la Unión Monetaria.
Ya cuando España hizo lo imposible por entrar en el euro en 1999, pese al rechazo inicial de Francia y Alemania, distintos economistas se opusieron a la decisión porque la moneda única significaba renunciar al tipo de cambio, a la política monetaria y en buena medida a la política fiscal (por el Pacto de Estabilidad), con lo que el único ajuste posible en caso de shock asimétrico era… el aumento del paro y la caída de salarios reales, como estamos comprobando ahora.
Aunque el déficit público se va a saltar a la torera el límite del 3% del Pacto de Estabilidad, al igual que la mayoría de los miembros del euro, ante la gravedad de la crisis, son pocos los que creen que eso bastará para detener la escalada del paro. Y si esta escalada alcanza niveles "insostenibles" en los próximos años, con un alto porcentaje de gente que habrá agotado su derecho a prestaciones y que recibirá el subsidio asistencial, la idea de la salida del euro puede cobrar mucha fuerza.
"España debería abrir este debate porque es posible que la penalización por salirse del euro no sea tan grave: a España le puede interesar más pagar 2 ó 3 puntos porcentuales de diferencial con Alemania en su deuda a cambio de poder devaluar", explica Gary Dugan, director de inversiones de Merrill Lynch Banca Privada. A su juicio, esto podría plantearse den dos o tres añosen caso de que el desplome inmobiliario continúe y, con él, el aumento del paro.
Dugan sostiene que "España necesita tener el control de su divisa y no debe tener miedo de las devaluaciones", porque ahora nos encontramos en mucha mejor situación económica que cuando se devaluó la peseta a principios de los 90. "Ahora no se trataría de una devaluación provocada por una mala política económica, sino para ajustar los desequilbrios provocados por la crisis, igual que la caída de la libra británica", añade.
Pensar en lo impensable
Muchos economistas se echan las manos a la cabeza al escuchar estos planteamientos y aseguran que se trata de "algo impensable". Sin embargo, un experto consultado asegura que "estamos asistiendo a muchísimos acontecimientos que eran impensables: ¿Quién iba a pensar hace un año que iba a quebrar Lehman Brothers, o hace seis meses que iban a nacionalizar Citigroup o Bank of America? Pues por la misma regla de tres, también es posible que algunos países del Sur de Europa abandonen la Unión Monetaria".
"El sistema de Bretton Woods era una buena idea en su momento pero terminó colapsando. El euro también fue un buen experimento, pero tengo mis dudas sobre si deberían haber entrado tantos países o si sólo era apropiado para los países del Norte de Europa con economías muy similares", opina Dugan.
Una decisión política, no económica
La razón por la que entraron tantos países es que la creación de la Unión Monetaria fue una decisión política, no económica; las justificaciones económicas vinieron a posteriori. Por eso mismo, la salida del euro no es una decisión económica -de hecho, ni siquiera está prevista en los tratados comunitarios-, sino política. Y ahí entra otro argumento controvertido pero que empieza a hacer fortuna en los círculos financieros.
Se trata de que, si se llega a un nivel de malestar social importante, "Zapatero hará todo lo posible y lo imposible para frenar la hemorragia de desempleo antes de las elecciones de 2012, y como no puede rebajar el gasto público porque habría todavía más paro a corto plazo, se puede plantear el abandono del euro", opina un analista de un prestigioso servicio de estudios que cita el precedente de México y Argentina, que prefirieron devaluar pese a que eso les llevó al corralito para dar una solución inmediata al desempleo.
El principal obstáculo, con todo, es casi de imagen. Para los españoles, entrar en el euro tuvo el enorme simbolismo de hacernos sentir que por fin éramos plenamente aceptados en Europa después de décadas de aislamiento y desprecio de nuestros socios. Por tanto, la salida significaría admitir nuestro fracaso como europeos y retornar a ese sentimiento de país de segunda división, algo que ningún gobernante puede permitirse en términos electorales. Salvo que estén ardiendo las calles, claro.
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