Es impepinable que la inmigración ha supuesto una ayuda para nuestro país. Aportan más de lo que reciben. Pero hablo con el camarero del bar de la esquina y se queja de la miseria del sueldo y me cuenta que cada vez que pide un aumento salarial, el jefe le contesta: "tengo en la puerta a un montón que están dispuestos a trabajar el doble que tú por la mitad".
Nadie duda que el turismo que recibe Barcelona es un gran beneficio para la ciudad, pero la llegada de visitantes con mayor poder adquistivo ha subido los precios. Como ejemplo decir que en tres años se ha duplicado el precio de una cena en un restaurante barcelonés. Los que mandan dicen que la subida de precios es consecuencia del propio "éxito de la ciudad". Es decir que tenemos los bolsillos vacíos pero debemos estar contentos.
Vienen y enriquecen pero ¿A quién enriquecen?
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