Este video fue emitido en Interconomía TV, en él se dicen auténticas barbaridades como que los africanos no pueden usar condones porque no se hacen la manicura, que no saben leer y que África es un continente muy caluroso como para conservar los preservativos en un estado óptimo”.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Perlas catalanistas
La opinión de Luis de Velasco
La nueva ofensiva catalanista (antes "nacionalista") contra la largamente esperada sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán la reabrió el propio Montilla el pasado domingo 22 con una serie de advertencias en caso de que esa decisión no gustase a los políticos catalanes que están desde hace mucho tiempo agitando el panorama, incluso con amenazas. Una especia de "estrategia de la tensión" aldeana, porque aldeano es el asunto.
Echemos la vista atrás, algo siempre instructivo. Cuando se inicia la tramitación de este nuevo Estatuto, una encuesta oficial revelaba que el tema interesaba sólo al tres por ciento de la población catalana. Lógico, la gente tiene otras cosas de que procuparse como para dedicar su tiempo a cosas de políticos, cada vez más desacreditados. En el referéndum, lo aprueba sólo poco más de un tercio del censo, más de veinticinco puntos por debajo de la aprobación de la Constitución española. Es mentira decir, como afirman algunos políticos catalanes, que ese Estatuto lo aprueba el setenta por ciento de los catalanes.
Cuando la campaña de agit-prop a cargo de los políticos catalanes con el reconvertido Montilla a la cabeza aumenta, crece el interés de los catalanes por el asunto. Lógico. ¿A quién no le interesa una batalla contra Madrit, paradigma del mal y causa de todas nuestras desgracias desde Felipe V?
Estos últimos días, el tumulto ha crecido y el fin de fiesta, de momento, resulta ser esa curiosa declaración de todos los periódicos catalanes, bajo el muy digno título de La dignidad de Cataluya, nada menos. Tras este banderín de enganche, viene eso que algunos llaman de manera pomposa y malintencionada, la sociedad civil. Ese grupo incluye desde patronales y sindicatos hasta colegios profesionales, cámaras de comercio pasando por alguna institución cultural y un club de futbol que es mes que un club. Punto. Ahí acaba esa llamada sociedad civil. Cierto que son gente importante y poderosa y cierto que el impulso, el compromiso de la sociedad, de la población en nuestro país, es ridículo.
Pero, ¿sólo eso es la sociedad civil? ¿O son algunos dirigentes? Por ejemplo,las cámaras de comercio, cuya afiliación en toda España es obligatoria y se financian con impuestos, ¿han hecho una mínima encuesta para saber que opinan sus obligados afiliados? Frente a esa dirigencia, un diario, eso sí, de Madrid, informa que en escasas horas las adhesiones en Facebook alcanzaban la cifra de cuatro mil. Estratosférica cifra si recordamos que la población de Cataluña es de cerca de siete millones. Falta pues mucha sociedad civil, la de verdad.
Todas estas manifestaciones y adhesiones inquebrantables en nombre de un pueblo que en su mayoría mira o asombrado o ausente lo que pasa, tienen un denominador común que hay que atreverse a desenmascarar. Es el del apoyo al Gobierno catalán de turno, a este o al que sea por una razón fácil de entender: relaciones de clientela cimentadas en años de presupuestos crecientes y cotos cerrados. Los manifestantes y adherentes, unidos por la percepción de favores, ayudas, subvenciones, contratos, palmaditas, etc. procedentes del Gobierno catalán de turno, saben pefectamente donde reside el poder: en el Estado autonómico y no en ese Estado residual central como lo definió, acertadamente, Maragall. Tan sencillo como eso. El manoseado seny se impone otra vez. En último término, se trata de no enfrentarse con el poder. Es comprensible.
Lo que puede ser menos comprensible es el plano de los políticos, concretamente los en su origen y hasta su conversión al credo, no nacionalistas, con el PSC-PSOE a la cabeza. Es fácilmente entendible y se explica con dos palabras: burdo oportunismo. Hay que mantener el bien remunerado puesto de trabajo, el propio, como sea. Así, al frente de la manifestación catalanista haciendo méritos aparece Montilla (con su ridículo catalán, según allí dicen). Montilla nos ha hecho añorar a Pujol (que es más honrado políticamente porque él sí se cree eso de fer país y demás historias) y al pionero Maragall. Ese burdo oportunismo que comparten el resto de los políticos catalanes, con Más a la cabeza, les lleva a olvidar que en democracia, las leyes están por encima de las personas y que, a pesar de sus enormes limitaciones y lacras, el Tribunal Constitucional es la instancia constitucional para decidir. Es un tribunal enormemnte desacreditado pero, como decían los norteamericanos del primer Somoza, "es el nuestro". Hay que respetarlo aunque ellos no se respeten.
Pero no olvidemos al principal actor y causante de este enorme desguisado que termine como termine, terminará mal. No es otro que el sr. Zapatero, el mismo que abrió, sin necesidad ni demanda social alguna, el melón estatutario y que dijo aquello de "Pascual, aprobaremos lo que venga de Cataluña". Irresponsabilidad sideral, histórica, como narrará la historia.
sábado, 28 de noviembre de 2009
jueves, 26 de noviembre de 2009
A casa por Navidad
lunes, 23 de noviembre de 2009
Historia de España. (y 22)
Con este post acabo la serie dedicada al libro de Pierre Vilar. Espero que con esta selección os animéis a leer esta magnífica obra.
El congreso de la CNT en Sabadell (1919) representa a trescientos mil afiliados. La huelga de "La Canadiense" (electricidad catalana) representa el apogeo del movimiento sindical. Se destacan jefes como Salvador Seguí ("el Noi del Sucre") y Ángel Pestaña. El gobierno discute con ellos y admite la jornada de ocho horas. Pero una patronal combativa lanza el "lock-out". Entonces entra en juego el terrorismo que asola Cataluña, Zaragoza y Bilbao. Durante los seis primeros meses de 1921. En junio, la represión se encarna, en Barcelona, en el general Martínez Anido y el policía Arlegui, que oponen pistolero a pistolero y "sindicato libre" a "sindicato único". Movilizan la policía cívica del Somatén y aplican la "ley de fugas", que consiste en provocar o simular una evasión y ejecutar al preso. Fueron asesinados el abogado Francesc Layret y, más tarde, el porpio Salvador Seguí. La opinión se indigna y Martínez Anido es destituido en octubre de 1922. pero ante un recrudecimiento de los atentados, las "fuerzas vivas" catalanas (dirigentes del comercio y de la industria) manifiestan su adhesión al capitán general de la región, Primo de Rivera, es la señal de un regrupamiento de los "partidos del orden".
El congreso de la CNT en Sabadell (1919) representa a trescientos mil afiliados. La huelga de "La Canadiense" (electricidad catalana) representa el apogeo del movimiento sindical. Se destacan jefes como Salvador Seguí ("el Noi del Sucre") y Ángel Pestaña. El gobierno discute con ellos y admite la jornada de ocho horas. Pero una patronal combativa lanza el "lock-out". Entonces entra en juego el terrorismo que asola Cataluña, Zaragoza y Bilbao. Durante los seis primeros meses de 1921. En junio, la represión se encarna, en Barcelona, en el general Martínez Anido y el policía Arlegui, que oponen pistolero a pistolero y "sindicato libre" a "sindicato único". Movilizan la policía cívica del Somatén y aplican la "ley de fugas", que consiste en provocar o simular una evasión y ejecutar al preso. Fueron asesinados el abogado Francesc Layret y, más tarde, el porpio Salvador Seguí. La opinión se indigna y Martínez Anido es destituido en octubre de 1922. pero ante un recrudecimiento de los atentados, las "fuerzas vivas" catalanas (dirigentes del comercio y de la industria) manifiestan su adhesión al capitán general de la región, Primo de Rivera, es la señal de un regrupamiento de los "partidos del orden".
domingo, 22 de noviembre de 2009
Historia de España. (21)
Las polémicas nacen a cada discusión fiscal o aduanera. Mítines, prensa, discursos parlamentarios, memorias al gobierno agitan Cataluña, y unen el orgullo de los intelectuales catalanes a los argumentos de los economistas y al descontento popular. Casi siempre, esta agitación consigue apuntarse un triunfo, pero la solidaridad regional se acrecienta cada vez más. En las regiones no industriales se declara, a su vez, un ataque general contra el viajante catalán "explotador", "organizador de la vida cara", con todos los sarcasmos que la psicología precapitalista sabe reservar al hombre de dinero. Así se forman dos imágenes: el caastellano sólo ve en el catalán adustez, sed de ganacias y falta de grandeza; el catalán sólo ve en el castellano pereza y orgullo.
Un doble complejo de inferioridad -política en el catalán, económica en el castellano- llega a producir desconfianzas invencibles, para las que la lengua es un signo y el pasado un arsenal de argumentos.
Historia de España. (20)
En efecto, es curioso observar que el movimiento de "las nacionalidades" ha tenido consecuencias perniciosas en un edificio tan viejo y glorioso como el de la unidad española. Pero sabemos que la monarquía de los Habsburgo no desempeñó la función unificadora de la monarquía francesa, ni las Cortes de Cádiz la de la revolución de 1789. El carlismo a la derecha y el federalismo a la izquierda atestiguan el fenómeno centrífugo en el siglo XIX. Pero hubo más: a finales de siglo, las regiones adquieren espíritu de grupo hasta afirmarse como "naciones".
El "nacionalismo vasco" se desarrolla sobre todo en el siglo XX. Pero nace en el XIX con su apóstol Sabino Arana. Y se manifiesta primero en Bilbao, lo que perrmite clasificarlo menos como una herencia del viejo "fuerismo" que como reacción de una región económicamente avanzada contra la dirección política retrasada del centro del país.
El "catalanismo", más pronto formado y más pronto amenazador, responde aún mejor a esa definición. Sin embargo, había empezado como una manifestación de renovación lingüística. La lengua catalana recobró dignidad literaria entre 1833 y 1850, con la "Oda a la Pàtria", de Aribau, las poesías de Rubió i Ors y los juegos florales. Los trabajos históricos de los Bofarull, Milà y Fontanals y Balaguer pusieron de moda el pasado catalán. Surgieron grandes poetas, como Verdaguer, y más tarde Maragall. Lo esencial es saber por qué esta corriente intelectual, cuyo valor literario no sobrepasa a la obra de mistral, pudo encontrar a su servicio un teatro, una prensa, unas asociaciones, y por último, influir a todo un pueblo, en lugar de quedarse en una obra de capillas y de almanaque.
Historia de España. (19)
Por otra parte, ya no podía ser cuestión de rehacerse en la esfera colonial. El primer intento de este género, después de haber perdido el Imperio, es el de 1859 en Marruecos, y no tiene como consecuencia una verdadera implantación, y cuando la Conferencia de Algeciras (1906), por razones de equilibrio, crea un Marruecos español, el esfuerzo intentado para ocuparlo tiene graves repercusiones interiores (1909). En 1898 se perdieron Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Esta impotencia no dejó insensible a España. Costa reclamó una "política africanista" auténtica (que no se limitase al juego militar), y la derrota de 1898 cristalizó la oposición al régimen, formulada por los intelectuales. Pero la derrota tenía también sus incidencias económicas, ya que privaba a la industria de sus últimos mercados exteriores, y por eso vino a refrozar el proteccionismo. Los catalanes acentuaron, a la par que su desprecio por Madrid y por el bajo nivel de vida de las regiones agrarias, sus pretensiones dirigentes; fue el tiempo en que Prat de la Riba exaltó el "imperialismo de los productores" en La nacionalistat catalana. Término inquietante: en 1900 como en 1640 y en 1700, las debilidades políticas del centro español conducen a una rebelión de las provincias más activas.
Historia de España. (18)
Así pesa sobre España un sistema productivo, pero no nacional, que, obedeciendo a la atracción de la fuerza adquirida, ha aumentado el contraste entre la masa del país, que sigue siendo agrícola, y algunas regiones industriales especializadas.
La industria ligera hubiera podido reanudar, entre 1830 y 1890, con capitales nacionales de tipo medio, los esfuerzos esbozados a partir del siglo XVIII.
En Cataluña, sobre todo, nació una industria textil poco concentrada orgánicamente, pero geográgicamente solidaria por la red de vías de comunicación que maniobra Barcelona. Cataluña contaba con dos milllones de husos de algodón, cincuenta mil telares de algodón, una industria lanera concentrada en dos ciudades (Sabadell y Tarrasa), una excelente mercería. Industrias variadas de cuero, papel, corcho, edición y mecánica ligera. Barcelona pasa de 88.000 habitantes en 1818 a 190.000 en 1860 y a 510.000 en 1897. Las industrias son de tipo medio, a base de capitales familiares, y de necesidades bancarias limitadas.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Historia de España. (17)
En efecto, en el siglo XX, subsistió el antiguo régimen agrario español sin dejar paso a fórmulas de equilibrio. Seguían pesando las viejas costumbres: en Aragón, Andalucía y Extremadura, la psicología del régimen señorial sobrevivió a su desparición jurídica. En Galicia, en pleno siglo XX, perciben aún los censos y foros de minifundios tan diminutos que una familia no puede vivir de ellos. Incluso Cataluña, socialmente mejor establecida, tiene sus conflictos agrarios: el viejo contrato vitícola de la "rabassa morta" fijaba los arrendatarios a sus tierras desde hacía siglos; pero estaba ligado a la supervivencia de las cepas. La filoxera comprometió, pues, su eficacia, y se entabló una lucha por la tierra entre sindicatos de propietarios y sindicatos de arrendatarios ("rabassaires") con crisis en 1890, 1920 y 1934; buena parte de la política contemporánea catalana ha dependido de esto.
Historia de España. (16)
De 1902 a 1917, bajo el reinado de Alfonso XIII, esta tensión se agravó. El conservador Antonio Maura fue un político de talla, pero se hizo odiar. El liberal Moret se contentó con intrigas de corto alcance. Los problemas más graves se plantearon en Cataluña, por el anarquismo obrero y el regionalismo intelectual y burgués. En 1906 se presentó a la elecciones la "Solidaridad Catalana". En 1909, una movilización de tropas para Marruecos hizo que estallase en Barcelona "la semana trágica", que concluyó con la ejecución de Ferrer, acusado de responsabilidad ideológica. Maura sufrió entonces una repulsa absoluta, que tuvo por consecuencia el acceso al poder del libreral Canalejas. Éste actuó enérgicamente de 1910 a 1912, intentando resolver el problema marroquí, limitar el poder del clero y ofrecer a los catalanes la "Mancomunitat", órgano de autonomía parcial.
Historia de España. (15)
Lo que nos interesa es el "estilo" de esta insurrección, porque evoca otras visiones más recientes: primer ejemplo de esas tormentas de pasión colectiva que estremecieron varias veces al pueblo español, durante los siglos XIX y XX, alternando con períodos de depresión e indiferenecia, y sorprendiendo por ello a todos los gobiernos. Entre el 20 y el 30 de mayo de 1808, Asturias, Aragón y Galicia negaron obediencia a las autoridades que "colaboraban" con los ejércitos franceses. En los primeros días de junio, apenas se supo que José Bonaparte había sido designado como rey, cuando ya los franceses eran derrotados en el Bruch, en Cataluña, y cercados en el Guadalquivir. ¿Complot o fenómeno de unanimismo? Poco importa. El movimiento es profundo, arrastra (lo que es significativo) a todas las provincias y es sensible en todas las clases, aunque el impulso no sea igual en ellas. "Los hombres honrados no me son más fieles que la canalla", dirá José. Así, pues, España afirmó su cohesión, su valor de grupo.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Historia de España. (14)
La tradición de los Borbones era centralizadora y la rebelión catalana de 1700 le proporcionó un pretexto para manifestarse. Los privilegios locales desaparecieron. El "regalismo" de los juristas, expresado particularmente por el Consejo de Castilla, sustituyó los viejos organismos autónomos por capitanías, intendencias y audiencias. Sin embargo, si este esfuerzo triunfó fue porque al mismo tiempo supo conciliarse el favor de los sectores dirigentes de las provincias activas. El gremio del comercio barcelonés obtuvo de Madrid, mediante inteligentes relaciones, la protección a las indianas, la supresión de derechos sobre la producción, el renacimiento del Consulat de Mar y el libre comercio con América. En el País Vasco, la élite ilustrada funda la primera Sociedad Económica de Amigos del País, que toda España imita. En Vergara, la "escuela patriótica" exalta la técnica, la industria y el espíritu enciclopedista. Los mejores hombres del Estado del "despotismo ilustrado" vienen de las provincias: nobles cultos, como el aragonés Aranda y el asturiano Jovellanos; letrados de origen humilde, como Floridablanca o Campomanes; administradores formados en Italia, Barcelona o Sevilla, como Patiño o Ensenada.
Historia de España. (13)
El "Siglo de Oro" de la civilización española fue todo un proceso de florecimiento y no un estallido brusco. El siglo XV lo preparó, mediante los progresos de la lengua, el desarrollo de los géneros literarios originales y los refinamientos del arte plateresco. Isabel recabó el concurso de sabios, favoreció la importación de libros de estudio y la imprenta, y dio a la Universidad de Salamanca, con sus setenta cátedras, gran impulso renovador. Cisneros fundó la de Alcalá. Conocida es la difusión que tuvo la Prerreforma española y el humanismo de un Luis Vives. Y la Contrarreforma fue dirigida por espíritus elevados. Además, el universalismo católico no se expresó aquí, como en el clasicismo francés, por otras fórmulas universales tomadas del espíritu antiguo; el acento medieval, el acento nacional y el acento popular no dejan jamás de presentarse. Vivaz y diverso, el "Siglo de oro" no sirve de expresión solamente a reducidas selecciones, sino a la sensibilidad general de la nación.
Historia de España. (12)
El amor propio contemporáneo ha ido más lejos. Ha negado la decadencia. "No hay tal decadencia", ha dicho Azorín. El fenómeno, sin embargo, es indiscutible en cuanto a su existencia. Más deliacda es su integración.
La imaginación ha exagerado el descenso demográfico y de ello ha resultado un rompecabezas estadístico insoluble. Pero la pérdida de población no ofrece ningún género de duda. Ni tampoco la ruina de Castilla, de sus industrias, su ganadería, su monopolio comercial burlado por los extranjeros. La decadencia política puede precisarse y fecharse. Los Reyes (Felipe III, Felipe IV, Carlos II sobre todo) son unos pobres hombres. Entre los favoritos, si Olivares, con su "pasión de mando", tiene alguna grandeza, la mayoría está compuesta por mediocres intrigantes. La etiqueta, la corrupción y la intriga afectan a la eficacia del poder central. Y la propia unidad nacional resulta comprometida. Ya hemos señalado la fecha crítica: 1640. Portugal se pierde. Cataluña, también sublevada, será vencida, pero de 1700 a 1714 renovará su tentativa.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Historia de España. (11)
Cervantes tiene un genio menos confuso. Su propia vida es una síntesis española. Soldado en Lepanto, cautivo de los moros, liberado por una cofradía, funcionario más o menos escrupuloso del rey, católico fiel, pero de dudoso conformismo (puesto que también era hijo del Renacimiento), medita sobre su país y su tiempo. Grandeza y exaltación espirituales llevadas al extremo, sin que se haya agotado la fuente de buen sentido popular, edificio arruinado en el arranque del mundo: y he aquí como las oposiciones adquieren vida: Quijote-Sancho, idea-realidad, individuo-sociedad concreta. Como Cervantes posee el genio cómico, esto hace reír. Como tiene el sentido de los matices, las oposiciones resultan aquí compenetraciones. Como tiene el sentido de lo universal, el cuento es filosófico.
Pero es también nacional, y válido en el tiempo. Don Quijote busca las soluciones medievales en el mundo moderno cruzada, aventura, mística de un mundo hecho por las armas y poetizado por el espíritu. Es locura, pero solamente por anacronismo. Símbolo de Felipe II, y de una España desde entonces ineficaz por inadaptada, la armadura del Quijote, negativa de aburguesamiento, es la chaqueta de Charlot, negativa de proletarización: giros históricos, obras eternas. Cervantes es por adelantado el más sutil de esos "arbitristas", intérpretes de la decadencia. Está en el corazón de la historia de su nación.
Historia de España. (10)
El problema no se resuelve por eso. Carlos V lo encuentra de nuevo, en Valencia y Baleares, como elemento importante de la rebelión popular de las germanías. En 1525-1526 quiere suprimir, en toda España, hasta el recuerdo de las costumbres y de la lengua de los infieles. Todo en vano. Los moriscos no se asimilan. Sus hábitos de vida y de pensamiento, sus intereses y su organización (ofrecen colectivamente dinero a los reyes) los agruparon tanto como su antigua religión. Se temen sus lazos con los piratas de Berbería y con Francia. Son una "minoría nacional" a la que se combate con armas conocidas: luchas escolares y lingüísticas, propaganda, separaciones de hijos y padres, represión policíaca, confiscación de bienes. La Inquisición no aporta a esta represión ni más ni menos rigor ni escrúpulos de los acostumbrados. Y, sin embargo, bajo Felipe II, una terrible guerra desgarra aún el sur andaluz. El final es conocido: bajo Felipe III triunfa la idea de la necesidad de una expulsión general. Ésta se hizo de 1609 a 1611. Grave pérdida material para el país. Pero la unidad íntima se ha consumado esta vez.
Historia de España. (9)
El triunfo de Castilla resulta así más tajante. La desaparición de Cataluña como potencia, la decadencia comercial del Mediterráeno, los orígenes castellanos de Fernando y el genio de Isabel no permiten que Levante desempeñe en la unidad española el papel que hubiera podido tener un Portugal en pleno desarrollo, si la causa de doña Juana hubiese resultado victoriosa. De ahora en adelante el espíritu de la Meseta pastoral y guerrera, y el del período de reconquista, van a orientar la historia de España. En la constitución de la España moderna (en particular en la conquista colonial que emprenderá), lo que dominará los hábitos de vida y las fórmulas del pensamiento será aún la herencia de la prolongada lucha medieval, la concepción territorial y religiosa de la expansión, más que la ambición comercial y económica. A este mantenimiento del espíritu castellano, reconquistador y medieval -tan profundamente opuesto a los fenómenos nacientes del capitalismo-, deberá el poderío español, en su apogeo, su originalidad, su grandeza y seguramente también algunas de sus flaquezas.
Historia de España. (8)
1479-1598. Tres reinados y poco más de un siglo. Este tiempo bastó para proporcionar a España uno de los más brillantes triunfos que la historia conoce. Éxito demasiado rápido, ciertamente, para poder asegurar su solidez, y que será seguido de profunda decadencia. Pero esta época ha dejado a España el orgullo legítimo (aún sensible en el espíritu contemporáneo), no sólo de haber sido una potencia considerable, sino la primera en el tiempo y en importancia de las naciones fundadoras de vastos imperios coloniales.
martes, 17 de noviembre de 2009
Historia de España. (7)
La prosperidad de Levante fue, en verdad, breve. Antes de terminarse el siglo XIV Mallorca había perdido la tercera parte de sus navíos y casi todas sus compañías mercantiles. Valencia seguirá siendo rica gracias a su huerta. Pero el hogar de la "casa condal", Cataluña, dará bien pronto síntomas de agotamiento. Los más visibles son de orden demográficos: hambre, peste, temblores de tierra, etc., entre 1333 y 1521, impiden que Cataluña recupere su población del siglo XIII (que, sin duda, había sido una superpobalción).
Esto fue el origen de un vasto conflicto agrario. Los campesinos quisieron hacerse pagar por la escasez de su número, y explotar las masías desocupadas. Los señores blandieron contra ellos sus viejos derechos: "derecho de maltratar", "remença", "malos usos". Desde 1380 a 1480, la revuelta agraria fue pasando de las formas místicas y espontáneas a las formas políticas organizadas, luego a la lucha armada, y minó los fundamentos del edificio social catalán.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Historia de España. (6)
Puede decirse que los momentos de mayor armonía conocidos por España fueron los del siglo XIII. En Castilla, de 1230 a 1252, reina san Fernando, no menos cristiano que su primo san Luis, pero más realista, porque limita la idea de cruzada al horizonte español, y más amplio de espíritu, ya que se dice "rey de las tres religiones". En Aragón reina el vigoroso catalán "En Jaume", el Conquistador, batallador y poeta, brutal y galante sin escrúpulo, pero rodeado de santos: Raimundo de Peñafort, Pedro Nolasco y el extraordinario Ramon Llull. El Islam retrocede y las catedrales se alzan. Es el triunfo general del mundo cristiano.
Historia de España. (5)
Porque los dos mundos no estaban en absoluto separados. Entre las pequeñas unidades cristianas y las pequeñas unidades moras, había guerras, pero también intercambios, intrigas, tratados, relaciones de cortesía. Los derechos de los vencidos fueron pronto garantizados. Cada sociedad tuvo su pirámide. Entre los musulmanes, primero estaban los jefes árabes, los soldados, luego los bereberes, luego los renegados cristianos, luego los indígenas que siguieron siendo cristianos, llamados mozárabes. Entre los cristianos el orden era. Clero y nobles, cristianos viejos, mozárabes recuperados, "cristianos nuevos" convertidos y, por último, los mudéjares, que guardaban su fe, sus costumbres y sus jueces. Añadamos los judíos, durante mucho tiempo respetados. Y no olvidemos a los esclavos. En materia de cultura, los intercambios son continuos. Hay cristianos "algarabiados" -que saben árabe- y musulmanes, "ladinos" -que saben latín. Un rey conquistador fundó una universidad triple: árabe, hebrea y cristiana.
En resumen, la Edad Media conoció un Islam español lleno de vida y de originalidad, cuya riqueza, pensamiento y complejidad prepararon, no menos que la Reconquista cristiana, las grandes realizaciones de la España futura.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Historia de España. (4)
Antes de rememorar lo más clásico de la historia de España, que empieza con la ivasión del Islam, era sin duda necesario medir primero la acumulación de sedimentos civilizadores que precede, en el pasado español, a esta era medieval. Prehistoria inmensa y brillante, romanización excepcionalemnte fecunda y duradera, participación activa en la formación del mundo cristiano. Entre las naciones del Mediterráneo, todas tan favorecidas humanamente, la nación española no cede a ninguna en cuanto a antigüedad y continuidad de la civilización.
Historia de España. (3)
De esta manera, tanto el presente como el pasado dependen de una naturaleza contradictoria. El carácter macizo, el relieve, la aridez del centro español, unidos a ciertos retrasos técnicos o sociales, imponen a España, en pleno siglo XX, un promedio de rendimiento de trigo que no sobrepasa los 10 quintales por hectárea. ¿Podrá bastar esto por mucho tiempo a una población que, en menos de cien años, ha pasado de 17 a 35 millones de habitantes? E inversamente, ¿dónde podrán colocarse los productos tan ricos, pero tan especilizados, de las tierras de huerta? La cuestión reside en quién triunfará decisivamente, si el arcaísmo económico y espiritual de las regiones rurales más aisladas, o el torbellino de influencias que actúan sobre los grandes puertos y las grandes ciudades. No olvidemos que los catalanes y los vascos, esto es, los españoles más accesibles al contacto con el extranjero, han tenido tendencia, desde hace cincuenta años, a desertar de la comunidad nacional. Es preciso superar una crisis, y, dentro de lo posible, rehacer una síntesis. Y si algunos espírirus -según llegó a verse, sobre todo en Castilla- predicaran a los españoles, como solución a los graves problemas planteados a su pueblo, tan sólo el orgullo del aislamiento y el culto exclusivo de la originalidad, la vida moderna les respondería: Gibraltar y Tánger, Canarias y Baleares, bases submarinas y aeropuertos, cobres de Riotinto y potasas de Suria. Ecónomica y estratégicamente, España no puede permanecer al margen de las duras realidades del mundo presente. La Península es una encrucijada, un punto de encuentro, entre África y Europa, entre el Océano y el Mediterráneo. Una encrucijada extrañamente accidentada, es verdad. Casi una barrera. Un punto de encuentro, sin embargo, en que los hombres y las civiizaciones se han infilitrado, se han enfrentado y han dejado sus huellas desde los tiempos más remotos.
Historia de España. (2)
Desgraciadamente, esta Iberia feliz, esta Iberia activa (por un fenómeno que es, además, clásico en el Mediterráneo) siente difícilmente la atracción de esa parte interior del país. La franja litoral se aísla y se fragmenta materialmente por la disposición del relieve, por la forma y orientación de los valles, y vuelve la espalda a las mesetas del centro. Hace tiempo que Th. Fischer lo mostró, por lo que se refiere a Portugal. Eso es también verdad (aún más, porque la elevación de la meseta no es simétrica) si se aplica a las pequeñas unidades costeras del este español. Por eso tantas regiones marítimas de Iberia tuvieron destinos autónomos en múltiples momentos de la historia. Por el contrario, ninguna de esas pequeñas potencias, cuyos triunfos fueron sobre todo de orden económico, tuvo jamás suficiente amplitud territorial ni energía política bastante continua para arrastrar decisivamente a toda la península. La historia de ésta encierra, pues, una lucha incesante entre la voluntad de unificación, manifestada generalmente a partir del centro, y una tendencia no menos espontánea -de origen geográfico- a la dispersión.
sábado, 14 de noviembre de 2009
Historia de España
A partir de hoy iré publicando esbozos del libro que Pierre Vilar publicó en 1947.
Estos dos términos de aislamiento y pobreza han sido situados frecuentemente por la literatura contemporánea en los orígenes de ls valores espirituales del pueblo español. De ahí parecen derivar "la esencia de españa", según Unamuno, sus "profundidades", según René Schwob, su "virginidad", según Ganivet o Frank. Indiscutiblemente, el hombre de las mesetas representará un gran papel en el relato que vamos a esbozar, sin duda el principal. De la naturaleza de su país ha sacado su pasión por la independencia, su valor guerrero y su ascetismo, su gusto por la dominación política y su desprecio por la ganancia mercantil, su aspiración a hacer o a mantener la unidad del grupo humano de la Península.
El Bucle Melancólico. (y 23)
Con este post acabo la serie dedicada al ensayo de Jon Juaristi.
Las voces ancestrales clamaron en muchas partes, pero resonaron con más fuerza en determinados ámbitos: en el movimiento scout, por ejemplo. El escultismo de los sesenta dependía de las diòcesis. Llegó a ser muy fuerte en Bilbao y la zona industrial de Vizcaya -por contraste con Guipúzcoa, donde florecían otras organizaciones eclesiásticas dedicadas a la formación de la juventud de los caseríos, a la que no había necesidad de descubrirle el monte-. Los hijos de nacionalistas no entrábamos en la OJE, el engendro juvenil de falange (amigos que conocí después, hijos de emigrantes que pasaron por los campamentos de la organización falangista, me aseguraron que allí se hicieron comunistas).
Las voces ancestrales clamaron en muchas partes, pero resonaron con más fuerza en determinados ámbitos: en el movimiento scout, por ejemplo. El escultismo de los sesenta dependía de las diòcesis. Llegó a ser muy fuerte en Bilbao y la zona industrial de Vizcaya -por contraste con Guipúzcoa, donde florecían otras organizaciones eclesiásticas dedicadas a la formación de la juventud de los caseríos, a la que no había necesidad de descubrirle el monte-. Los hijos de nacionalistas no entrábamos en la OJE, el engendro juvenil de falange (amigos que conocí después, hijos de emigrantes que pasaron por los campamentos de la organización falangista, me aseguraron que allí se hicieron comunistas).
El Bucle Melancólico. (22)
Así son, por cierto, la mayor parte de las "pruebas" en la retórica de Arzalluz. variada chismografía sobre personajes ya muertos con apelaciones a testigos desaparecidos. Basta hojear sus artículos dominicales en Deia para cerciorarse de esto. Confieso que a mí me divierte. Hay en Arzalluz madera de fabulador, y es lástima que sus años en la Compañía agostasen en él sus dotes naturales para la novela. De mí, en concreto, ha llegado a escribir que, bajo el franquismo, estando en una cárcel extremeña en la que no estuve, fui convertido en el marxista-leninista que nunca fui por un dirigente histórico de ETA a quien no tuve el gusto de conocer hasta el año 81, cuando ambos éramos unos adocenados socialdemócratas. Y así en todo lo demás, ya se trate de manuscritos robados, legos galegos o tenebrosas maquinaciones comunistas. Hay quien, con menos de eso, escribe best-sellers.
viernes, 13 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (21)
Para Arzalluz, una cosa es ser vasco y otra ser nacionalista vasco. O, dicho de otra manera, una cosa es la etnia y otra la nación... La etnia vasca consiste en "sangre, apellidos y lengua". Esto se posee por herencia genética y cultural (la lengua puede adquirirse, pero la sangre -los apellidos son, como para Arana, un simple índice de la "limpieza de sangre"- pertenece a lo dado por naturaleza). Luego hay tres grados, cuando menos, de participación posible en la identidad vasca: por sangre (y apellidos), por lengua y por "conciencia nacional" (que, en Arzalluz, vale por "voluntad política"). El ideal sería, pues, el vasco integral, con apellidos, lengua y conciencia nacional, es decir, Arzalluz. Pero no se le oculta que la realidad vasca es mucho más compleja: hay vascos "de sangre" que no saben eusquera, vascohablantes sin apellidos eusquéricos que son nacionalistas o no lo son, vascos de apellidos y sin eusquera que son o no son nacionalistas, y nacionalistas y no nacionalistas sin lengua y sin apellidos... en fin, un caos. En estas circunstancias, la única división efectiva es la que se establece entre nacionalistas y no nacionalistas: "nosotros" y "ellos", como acostumbra decir Arzalluz.
jueves, 12 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (20)
Pesan aún muchos silencios y muchas reticencias obligadas sobre el franquismo vasco, pero no cabe ignorar que hubo aquí también, como en toda España, un franquismo popular, carlista en este caso. Dudo mucho que ese franquismo sufriera desprecio y aislamiento por parte de la población nacionalista. Pongamos que se despreciaba y se aislaba al guardia civil gallego, extremeño o andaluz, al pequeño funcionario falangista castellano... y aun esto es difícil de creer (en los años cuarenta y cincuenta, sin terrorismo nacionalista, los guardias civiles, que permanecían en su destino durante muchos años, no eran mirados con odio salvo por una minoría); pero al franquista de casa, al primo alcalde o a la prima estanquera, ¿cómo soñar en aislarlos, si había que recurrir a ellos para cualquier gestión, para los papeles del caserío, para las recomendaciones, para los informes de buena conducta? ¿Acaso fue aislada y despreciada la familia de Arzalluz? Ni la de Arzalluz ni la de Mayor Oreja, familias del país, tradicionalsitas, arraigadas en el humus social vasco... no eran ocupantes porque no hubo ocupación alguna. El desprecio y el aislamiento vino después. Lo provocó ETA, con su estrategia de acción-represión-acción encaminada a arrancar al franquismo su máscara de tolerancia y obligarle a descargar sobre las masas una violencia indiscriminada. Y a dividir al pueblo en vascos patriotas y vascos traidores, y a poner a los inmigrantes ante la disyuntiva de apoyarles o ser tratados como enemigos.
El Bucle Melancólico. (19)
Arzalluz lo debe saber mejor que nadie; mejor que Mayor Oreja, incluso. Es decir, debe saber si hubo desprecio y aislamiento de los franquistas y si les dolió mucho, poco o nada. Porque Arzalluz es hijo de un franquista, de Felipe Arzalluz chófer de autobús, que levantó contra la República al cuartel de la Guardia Civil de Azcoitia el 18 de julio de 1936. Un requeté. Un valiente, no un "ojalatero". E, indudablemente, un padre muy querido por su hijo Javier.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (18)
Pero deplora asimismo que nunca triunfaran en el país vasco los movimientos heréticos cristianos: el catarismo occitano, que se extendió a Aquitania, y el calvinismo, que prendió en la Navarra francesa en el siglo XVI. La adopción de cualquiera de ellos por los vascos les hubiera permitido diferenciarse claramente, también según la religión, de españoles y franceses católicos. Como es evidente, para Krutwig no existe otra religión verdadera que la etnolátrica, el culto a la etnia y a la nación: las religiones trascendentes podrán servir, como mucho, para reforzar las diferencias entre los vascos y sus vecinos, pero, en cualquier caso, deberán estar sometidas a la nación, constituir iglesias autocéfalas. Sería preferible, con todo, que la nación tuviera su propia iglesia: un culto iniciático, ocultista, teosófico, que siguiera las lineas marcadas por el esoterismo órfico de Chaho. Un culto a la naturaleza, a la libertad y a la fuerza primitivas del pueblo, que promueva aus propios símbolos sagrados (entre ellos, la ikurriña, representación de la bóveda celeste, con sus ocho rayos que señalan los ocho puntos cardinales): la etnia que se adora a sí misma.
El Bucle Melancólico. (17)
Para Krutwig no existe una unidad racial vasca, pero los vascos en su totalidad pertenecen a "una de las tres grandes diviones raciales que pueblan el mundo: europoides, negroides y mongoloides". Los vascos son blancos, europoides, "de la misma raza que puebla Europa, el Norte de África y gran parte de Asia". El apellidismo de los aranistas es desautorizado en "Vasconia" por completo. Mucho más vasco será alguien con apellidos castellanos o franceses que se exprese en eusquera que otro con todos los apellidos vascos y que desconozca la lengua nacional, pero "sería falso, asimismo, llevar el anti-racismo al extremo límite y afirmar que ninguna importancia tiene la raza. Una mezcla de vascos con elementos negráticos desvirtuaría la raza vasca y difícilmente se podría tartar de vasco a un negro". Posteriormente, durante los años ochenta, este racismo de Krutwig se exacerbará ante el incremento del número de inmigrantes africanos en el país vasco, y publicará (por cierto, en Deia) artículos esporádicos en que responsabiliza a los negros -a los melanodermos- de haber importado el virus del sida.
El Bucle Melancólico. (16)
En realidad, al nacionalismo vasco le favorecen las escisiones. Le sirven para diversificar sus propuestas e incorporar nuevos sectores sociales, pero su expansión tiene un límite infranqueable: necesita mantener una dicotomía étnica entre vascos y españoles en el interior mismo del país. Por eso no conseguirá rebasar jamás los límites de la comunidad nacionalista; es decir, no será capaz de construir una comunidad nacional. No, al menos, mientras mantenga su concepción fundacional de Euskadi como un país invadido, ocupado por una nación enemiga. Pero eso es precisamente lo que le da sentido, razón de ser, al nacionalismo: la invasión.
El Bucle Melancólico. (15)
Arana Goiri y su entorno mantuvieron ante la cuestión colonial una actitud coherente con su xenofobia -una forma embrionaria del racismo igualitario, que se dice respetuoso de la variedad humana pero que condena explícitamente el mestizaje-. Como observa Taguieff, "la xenofobia puede expresarse directamente (heterofobia) o no (heterofilia). En fin, la actitud xenófoba no indica más que un límite; nunca se manifiesta en sentido estricto (rechazo del extranjero como tal), sino que procede de una jerarquía más o menos explícita de los grupos rechazados. No hay rechazo del "otro" que no seleccione entre sus "otros" y no subentienda una escala de valores que autoriza la discriminación. Toda xenofobia es, en este sentido, un racismo latente, un racismo en estado naciente". En principio, los xenófobos se declaran respetuosos con el "derecho a la diferencia" de todos los grupos humanos,puesto que reclaman para sí tal supuesto derecho. Incluso, en el extremo, pueden afirmar la radical igualdad de todas las razas humanas, pero abogarán siempre por el aislaiento. En Arana Goiri, sin embargo, esa xenofobia primaria está ya teñida de racismo, pero de un racismo paradójicamente diferencialista, surgido directamente de la práctica colonial. Si quisiéramos definir la xenofobia aranista tendríamos que hacerlo como un híbrido de racismo igualitario (toda las razas son iguales) sometido a una pauta dicotómica propia de un racismo difrencialista (algunas razas son más iguales que otras).
martes, 10 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (14)
Ese niño de orejas excesivas sentado en el centro de una fotografía del Cuadro Artístico Oldargi, de Juventud Vasca, en 1933, es mi padre. Los actores posan después de una representación de "La vieja que pasó llorando", el dramón nacionalista que más éxito de público cosechó bajo la República. Mi padre todavía recita a sus nietos -y a quien quiera oírle- su exiguo papel, y termina invariablemnte con esta aclaración "La vieja que pasó llorando era la Patria."
Todos los nacionalistas que vivieron en esa época recuerdan la obra. Lo que muchos ignoran, según he tenido ocasión de comprobar, es que se trata de una adaptación del más incendiario de los dramas patrióticos irlandeses, Catleen ni Houliban (1902), de William Butler Yeats. La vieja es, en efecto, una personificación de la patria (según Cruise O´Brien, Cathleen ni Houliban es el más conocido de los nombres que se dan a Irlanda en la poesía gaélica). El argumento es muy simple. Corre el año 1978. Una vieja mendiga llama a la puerta de unos prósperos granjeros del condado de Mayo en la víspera de las bodas de Michael, el primogénito de la casa. A través de la conversación que sostiene con los propietarios, vamos descubriendo que ha venido a llevarse consigo al muchacho: los franceses han desembarcado en la cercana bahía de Killala y ha dado comienzo la insurrección. En la escena final, Michael, tras unos momentos de vacilación ante las súplicas de su madre y de su novia, sale en pos de la mendiga, que ha partido cantando una hermosa balada. "Se hablará de ellos siempre, / el pueblo siempre los escuchará." La obra concluye con la llegada a la casa del hijo menor, Patrick. Al preguntarle su padre si se ha cruzado por el camino con una anciana, el niño responde: "No, pero he visto a una muchacha. Tenía el porte de una reina." y cae el telón.
El Bucle Melancólico. (13)
El uso de la historia por Sabino Arana es siempre metafórico. Cada gesta que narra sustituye a su pequeña tragedia familiar (y municipal), proporcionando, además, unos modelos míticos de vuelta al orden edénico que pasan invariablemente por la resistencia armada contra el invasor. Tartarin es un paranoico peligroso siempre hay un "Ellos" (negros, árabes, judíos) que amenazan la seguridad del buen rentista tarasconés, "Ellos" contra los que es lícito defenderse por cualquier medio (manoplas, revólver, kris malayo). Y en Bilbao hay miles de rentistas como los Arana que temen y odian al obrero insolente, blasfemo, rijoso y camorrrista. No es que Sabino predique abiertamente el exterminio de este. Nada de eso: se limita a propugnar la separación de razas, el apartheid, la prohibición del mestizaje, pero, de paso, escribe fantasías sangrientas en las que los maketos, bajo la especie de mesnaderos leoneses o castellanos, son masacrados por honrados vizcaínos de la ley vieja.
lunes, 9 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (12)
Como se ve, no era un genio Sabino. Ni en matemáticas siquiera (el álgebra,desde luego, nunca fue su punto fuerte en Orduña). Con todo, hay que recordar que el nacionalismo no ha producido grandes pensadores en parte alguna, por más que algunos grandes pensadores hayan sido nacionalistas. La mayoría de las máximas sabinianas parecen sacadas de aquellas "grotescas conversaciones de sobremesa" a las que Unamuno se refería. Conviene subrayar, de todas formas, que en la citada fórmula queda claro, al menos, el enorme desprecio que Arana Goiri sentía por el género humano. La misantropía, en efecto, fue uno de los rasgos más acusados de su personalidad. Como todo melancólico. Arana creía vivir en un mundo caído, entre seres degradados (qué parte de esta desoladora visión era endógena y qué otra se debía al Zeitgeist de un fin de siglo obsesionado con la degeneración de la humanidad, es cuestión difícil de elucidar).
domingo, 8 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (11)
Desde niño he estado familiarizando con la iconogarfía aranista: en el gabinete de trabajo de mi abuelo pasé tardes enteras hojeando la primorosa edición de la biografía del fundador que escribió Ceferino de Jemein, con excelentes ilustraciones. Encontré también allí un retrato de Sabino que colgó de una pared en el recibidor de la casa de mi bisabuelo, en Begoña (mi padre dice que le azoraba, siendo un crío, la mirada del retrato, que parecía dirigirse a todos los ángulos del recinto). Según una leyenda de mi familia, un dos de mayo de algún año de la Dictadura del general Primo de Rivera, este, de visita en Bilbao, subió con una comitiva de dignatarios a rendir homenaje a los Auxiliares ante el monumento erigido a su memoria en el cementerio de Mallona, frente a la casa de mis bisabuelos. El gobierno civil había requisado el teléfono de la casa él único que había en los alrededores-, por si el general lo necesitaba. Mi bisabuelo, indignado, se había trasladado al campo durante los días de la visita del dictador, dejando sola en casa a su hija menor con algunas criadas. Cuando terminó el acto de homenaje, don Miguel entró a hacer una llamada. Mi tía-abuela, aterrada, permaneció en el centro del recibidor sin poder apartar la vista del retrato de Sabino, que campeaba triunfal sobre el teléfono, de donde mi bisabuelo había prohibido terminantemente removerlo. Cuando el general colgó el auricular, se quedó mirando con curiosidad la fotografía, y preguntó tras unos instantes de duda: "¿Quién es este señor?" Con enorme entereza, mi tía contestó: "Mi tío Sabino." Y Primo de Rivera salió murmurando: "Pues cómo mira el puñetero del tío..."
sábado, 7 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (10)
¿Cómo llega un pueblo a ser eterno? Renunciando a ser una nación, renunciando a la historia; asimilándose a la naturaleza, que muere para resucitar siempre, en un ciclo estacional, y para volver a morir, y para volver a resucitar... Desde las vísperas de la Gran Guerra, buena parte de la cultura modernista vive obsesionada por la angustia del tiempo lineal y por la necesidad de recobrar el tiempo cíclico. Desde las metamorfósis vegetales de los cuadros de Klimt hasta The Waste Land, de T.S. Eliot, pasando por Le sacre du Printemps, de Stravinsky, el arte europeo insiste sin tregua en el regreso a la naturaleza sagrada. La recrudescencia de los nacionalismos fue una respuesta más a esta angustia. Como observa Benedict Anderson: "Con el reflujo de la creencia religiosa no desapareció el sufrimiento que formaba parte de ella. La desintegración del paraíso: nada hace a la fatalidad más arbitaria. El absurdo de la salvación: nada hace más necesario otro estilo de continuidad. Lo que se requería entonces era una transformación secular de la fatalidad en continuidad, de la contingencia en significado. (...) pocas cosas eran (son) más propicias para este fin que la idea de nación."
El Bucle Melancólico. (9)
La construcción del objeto al que Unamuno llama pueblo vasco o raza vasca resulta ser, en su poesía, una inversión ideológica de la visión historicista de Arana Goiri, y tan guiada por prejuicios como esta última. Al absurdo e infundado historicismo aranista corresponde, como su reflejo invertido, el antihistoricismo unamuniano. Plantear un debate sobre el destino de vasconia desde los términos en que trataron de formularlo Unamuno y Sabino Arana Goiri nos impediría llegar a un mínimo consenso razonable en lo referente a la autovisión precisa para que los vascos admitan, sin esencialismos, su condición de sujetos de una existencia irremediablemente histórica. Me sentiría satisfecho si la interpretación que aquí propongo de Orboitz gutaz pudiera contribuir al desbroce de una maraña de tópicos unamunianos y aranistas que ha ido arraigando entre nosotros gracias a la indigencia teórica de varias generaciones. Hace algunos años, Federico Jiménez Losantos sostenía que los vascos teníamos que elegir entre tirar por la calle de Unamuno o por la de Sabino Arana. En mi opinión, ambos nos han conducido a un callejón sin salida.
jueves, 5 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (8)
La perfección de los idiomas consiste en simplificar los medios, en pasar de la expresión sintética a la analítica, como el castellano ha hecho sustituyendo a los casos latinos las preposiciones, y a su llamada voz pasiva, el uso del auxiliar. Yo creo que la perfección consiste en pasar de la aglutinación a la flexión, y de esta a la expresión analítica." La idea está tomada del comparatista alemán August Schleicher, corifeo del evolucionismo lingüístico, cuyas teorías había conocido Unamuno en las clases de Sánchez Moguel. Según Schleicher, las lenguas silábicas representan el estadio más primitivo de la evolución del lenguaje humano, las aglutinantes, como el eusquera, pertenecen a una fase intermedia, y las flexivas (el castellano, por ejemplo), a la superior. Allí donde se dé una concurrrencia de lenguas flexivas y aglutinantes, estas tenderán a caer en desuso por su deficiente adaptación a las necesidades expresivas de la sociedad. Es inútil, además, intentar detener el proceso de extinción de una lengua mediante reformas gramaticales o mediante su implantación en la enseñanza, porque las lenguas son organismos que nacen, viven y mueren con independencia de la voluntad de sus hablantes. Armado de esta suerte de darwinismo lingüístico, Unamuno se negará en adelante a cualquier concesión teórica que implique reconocer la posibilidad de intervención consciente en la vida de las lenguas para evitar su declive. Pero todavía no predicará a sus paisanos el abandono o la eutanasia del eusquera (no lo hará hasta los sonados Juegos Florales de agosto de 1901 en Bilbao). Con todo, para el joven articulista y conferenciante de estos años, la lengua vernácula, aparentemente, ya no es objeto de melancolía. Como confiesa llanamente a Escriche, "individualmente cultivo el idioma vasco; no me empeño en propagarlo, porque tengo otras cosas que hacer y porque considero esta propaganda infructuosa e inútil. Me importa poco que hablemos vascuence, castellano o lapón, lo que deseo es que nos entendamos, cosa que por desgracia no sucede".
El Bucle Melancólico. (7)
Cabría decir que Unamuno percibe el fin de su melancolía patriótica (el cumplimiento del luto) de una forma invertida o reflejada. En su artículo de 1907 "Rosseau en Iturrigorri" atribuye al fortalecimiento mediante la gimnasia la curación del estado mórbido de su adolescencia, y es obvio que la virilización del cuerpo, al expulsar de este el fantasma de la niñez, contribuye a mitigar la melancolía (puesto que la pubertad concluye), pero como la melancolía propia de la edad había sufrido un proceso de conversión en melancolía patriótica, de cambio de significantes -como la Teodolina Villlar de El Zahir es a un tiempo sustituida y conservada por la moneda-, la superación de esta última exigía la abolición del significante subrogado. Al dar muerte al árbol de Guernica en el poema de 1880, Unamuno lleva a cabo en sí mismo una abolición foral: la abolición de los fueros de la melancolía. Así, del mismo modo que la muerte del antiguo régimen era necesaria para la liberación de las energías económicas y sociales que iban a transformar el país vasco durante los años de la Restauración, la desaparición de la melancolía fuerista -bajo la especie de la destrucción simbólica del roble sagrado- permite a Unamuno emprender una trayectoria autónoma, construirse a sí mismo no ya como epígono de Trueba y Arana, sino como un escritor con voz propia. Tardará todavía mucho en encontrar un símbolo adecuado para esta autoconstrucción (lo va a hallar, evidentemente, en el Quijote). Mientras tanto, su itinerario intelectual estará marcado por las vacilaciones, por los saltos atrás, por la búsqueda de soluciones de compromiso. Su memoria registra estos vaivenes como contradicciones. Y, al final, como no hay otra identidad personal que la memoria, se construirá una identidad ostentosamente basada en la contradicción.
El Bucle Melancólico. (6)
Sin embargo, ni Areilza ni Unamuno utilizan la palabra "nación" para referirse al país vasco. En realidad, no fueron nacionalistas, sino muchachos aquejados de un sarampión melancólico que hallaba su lenitivo en una imposible mixtura de vascomanía lietraria y federalismo. Tampoco fue la suya una generación romántica. Ni siquiera compartían el edulcorado romanticismo victoriano de Vicente de Arana. Sencillamente, tenían ganas de llorar por algo, como todo adolescente, y, como eran demasiado pudorosos para llorar por ellos mismos, lo hacían por la Euskalherría humillada por el gobierno de la monarquía y traicionada por la mayoría de sus hijos, es decir, por los que no lloraban. Porque, como recordará Unamuno en 1907, "éramos muy pocos" los que, despreciando las corridas y los festejos veraniegos de Bilbao, buscaban las soledades del monte para derramar allí lágrimas por la esclavitud de la patria, leer a Rousseau, recitar a Ossian e invocar a los héroes de las leyendas de Chaho y de Arana. En cualquier caso, se trataba de un morbo pasajero, según corrobora Unamuno: "La gimnasia, sí, que me hizo fuerte. Porque ahora comprendo que aquel luto que llevaba en mi corazón juvenil por las aflicciones y desgracias de mi madre Euskalherría estaba muy íntimamente relacionado con la estrechez y angustia de mi pecho de entonces, y con el escaso aguante que tenía para la fatiga física. Así que ensanché mi pecho y retemplé mis músculos y mis nervios, se me fue desvaneciendo la compasión hacia los que sabían y podían divertirse."
miércoles, 4 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (5)
"Soy, como vasco, un ulsteriano o unionista", escribe Unamuno a Alfonso Reyes el día de Todos los Santos de 1918. Los dos términos no son intercambiales. Todos los unionistas eran y son ulsterianos, pero en el Ulster, en 1918 -como en 1997-, había también republicanos. E incluso gentes que descreían de cualquier nacionalismo, por sorprendente que esto parezca a los nacionalistas. ¿Qué intentaba decir Unamuno? Irlanda es un mal espejo para los vascos. Probablemente, no habrá un país cuya historia se parezca menos a la de Vasconia, a pesar de ciertas semejanzas engañosas. Irlanda fue colonizada, sus católicos sufrieron persecuciones, el imperio británico hizo de los irlandeses carne de cañón. Los vascos colonizaron en la misma medida, si no más, que otras gentes de la vieja Castilla; fueron tan católicos como sus reyes, y si sirvieron en los ejércitos imperiales, rara vez lo hicieron como clase de tropa. la imagen que nos devuelve Irlanda no es la nuestra. Ni siquiera nuestra imagen deformada, nuestro esperpento.
El Bucle Melancólico. (4)
El rasgo más característico del discurso político del fuerismo es lo que podríamos llamar un "patriotismo dual". Su reivindicación de la foralidad, entendida como una forma de soberanía originaria de cada una de las provincias, no menoscababa la adhesión de los fueristas a la patria común española, pero el énfasis puesto en la reintegración foral (es decir, en la restauración de la "nueva foralidad" de la época isabelina) atrajo sobre ellos ocasionales acusaciones de separatismo, contra las que hicieron vivas protestas de españolidad.
martes, 3 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico. (3)
El propio Freud menciona, entre las causas desencadenantes de procesos melancólicos, la pérdida de la patria. No por casualidad su célebre ensayo sobre la aflicción y la melancolía fue escrito en los días posteriores a la muerte del emperador Franz Joseph, en 1916, cuando muchos patriotas austriacos -y, en especial, muchos judíos que, como Freud, se habían sentido, bajo los últimos Habsburgo, a resguardo del antisemitismo de sus compatriotas- comprendieron que la desaprición del anciano monarca preludiaba el inevitable estallido del imeprio. La melancolía nacionalista, como la melancolía imperial, es una variante de la melancolía derivada de la pérdida de la patria, pero hay una importante diferencia entre ambas. Al contrario que en el caso de los afligidos por la pérdida del imperio, los nacionalistas no lloran una pérdida "real". La nación no preexiste al nacionalismo.
El Bucle Melancólico. (2)
En realidad, los nacionalistas piensan, con razón, que toda crítica del nacionalismo es interesada (tan interesada, al menos, como sus apologías). Se equivocan, sin embargo, cuando suponen que todo crítico tiene algo que ocultar, algo que, de saberse, explicaría el porqué de su hostilidad al nacionalismo. No se les ocurre plantearse que el nacionalismo, sublime para ellos, pueda despertar una espontánea repugnancia en otros. Los nacionalistas vascos que conozco se escandalizan -de buena fe, supongo- cuando alguien expresa su rechazo hacia el ideario abertzale: ¿No se impone por si misma la evidencia de que, como afirmó Sabino Arana Goiri, "Euskadi es la patria de los vascos? ¿No es de justicia reconocer el derecho del pueblo vasco a la autodeterminación? ¿Acaso puede negarse que el eusquera sea la lengua nacional de los vascos, que Navarra y Euskadi Norte formen parte inalienable de Euskadi o que los estados español y francés oprimido durante siglos a la población vasca?
Puestos a negar, puede negarse incluso que Euskadi Norte sea Euskadi Norte: Bayona está en el mismo paralelo que Bilbao, y en Baigorri, que cae bastante al sur de aquella, se cultiva la vid, como en la Ribera navarra (sería más acertado llamarla Euskadi del Este o Euskadi Oriental, pero no voy a ponerme latoso por estas minucias).Mi experiencia es que los nacionalistas nunca entran en polémicas, no discuten. Descalifican, eso sí, y su procedimiento favorito de descalificación es aplicar al eventual crítico la etiqueta de nacionalista español, con lo que ahorran entrar en argumentaciones más complejas.
lunes, 2 de noviembre de 2009
El Bucle Melancólico
A partir de hoy iré publicando retazos de "El Bucle Melancólico", el ensayo que publicó Jon Juaristi en 1997.
Y cada nueva generación nacionalista ha debido realizar la tarea que el relato exigía a sus destinatarios. El viaje hacia la nada, la experiencia de la derrota. Porque el nacionalismo vasco sólo sabe una cosa, pero, como el erizo de Arquíloco, la sabe muy bien: que es necesario perder para ganar, mantener vivo el agravio para que el sacrificio de las sucesivas generaciones resulte políticamente rentable. La estrategia global del abertzalismo es victimista, y por ello tiende a evitar por todos los medios la invalidación del arquetipo narrativo, pero precisa actualizar continuamente los significantes del mismo para que la narración no devenga tediosa incluso para los aristócratas del masoquismo (tanto sufrimiento repetido termina siendo una murga). Así que cambia continuamente la forma del relato a fin de que el contenido se mantenga inmutable.
Y cada nueva generación nacionalista ha debido realizar la tarea que el relato exigía a sus destinatarios. El viaje hacia la nada, la experiencia de la derrota. Porque el nacionalismo vasco sólo sabe una cosa, pero, como el erizo de Arquíloco, la sabe muy bien: que es necesario perder para ganar, mantener vivo el agravio para que el sacrificio de las sucesivas generaciones resulte políticamente rentable. La estrategia global del abertzalismo es victimista, y por ello tiende a evitar por todos los medios la invalidación del arquetipo narrativo, pero precisa actualizar continuamente los significantes del mismo para que la narración no devenga tediosa incluso para los aristócratas del masoquismo (tanto sufrimiento repetido termina siendo una murga). Así que cambia continuamente la forma del relato a fin de que el contenido se mantenga inmutable.
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