domingo, 21 de febrero de 2010
España, una nueva historia. (82)
La España de Carlos III se fundó sobre un reformismo irresistible, un movimiento de políticos ilustrados convencidos de que debían quedar atrás los tiempos de la superstición y de las pasiones ignorantes para abrirse a un futuro prometedor que ya no era un sueño ni una vana ilusión, sino que estaba al alcance del pueblo español. Indicativo de esta confianza en el ámbito de la acción política, del pensamiento y de la creación artística es el hecho de que la sociedad empezara a tratarse de forma abstracta, en términos de verdades y principios fundamentales, inspirados en parte por éxito del uso del lenguaje de la filosofía natural procedente de Francia, que originaría la figura del "afrancesado", pesonaje crucial en esa época.
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