lunes, 26 de octubre de 2009

Las taifacajas


Ricardo Carreras en La Voz Libre.

Otro de los especímenes gloriosos de la fauna ibérica -mucho más esplendoroso que el lobo de la fotografía que acaban de premiar- son las taifacajas.

En nuestra -a pesar de todo- amada España de las taifas autonómicas, la mayoría de las cajas -con excepciones- se han convertido en un útil y rentable juguete en manos del poder político de turno, especialmente -cómo no- del autonómico.

En esas taifacajas, los poderes públicos -que no son tales, son de unos pocos, muy pocos, gerifaltes partidistas- colocan a sus amigos -en las posiciones elevadas, claro está-, ponen y quitan a sus directores, reciben jugosos préstamos para sus partidos, que luego no devuelven en su totalidad -si es que deciden devolver algo. O sea, que hacen y deshacen a su antojo. Se han convertido, lamentablemente, al menos en parte, en el brazo financiero de la partitocracia, a menudo regional.

Las cajataifas, de regirse por criterios económicos, se habrían unido entre ellas. Se habrían impuesto desde hace tiempo las fusiones y cosas semejantes. Habría tres o cuatro grandes cajas, de carácter nacional y vocación global, como ocurre con los bancos. Pero no… los barones de cada taifa no quieren quedarse sin su juguete y, por eso, bloquean -con excepciones- fusiones de cajas que provienen de distintas comunidades autónomas -y por tanto, están fuera de su control total.

Por eso, hay que alabar -honrar a quien lo merece honra- la fusión, recientemente anunciada, entre Caja Navarra y Caja Canarias. Y digo yo, que si dos cajas de dos regiones distantes tienen incentivos económicos para unirse, lo tienen todas o casi todas las demás.

Pero hay otra cosa positiva. Ante los que se apresuran a decir que esta crisis global prueba las maldades del libre mercado y la supremacía de la gestión o propiedad pública sobre la privada, las taifacajas dan argumentos de peso en sentido contrario. Nos demuestran cada día lo contrario. Hay que agradecerles, al menos, eso.

Nuestras cajas -la mitad del sistema financiero, que se dice pronto- son las que más endeudadas están, las que más morosidad tienen -con excepciones-, las que peor y más a la ligera han prestado a rosos y vellosos -en algunos casos, sin oficio ni beneficio.

Y en ellas es donde más han prevalecido intereses y criterios ajenos a la buena gestión.

En España, la única entidad financiera de peso que se ha desmoronado por méritos propios, ha sido una caja. La intervenida Caja de Castilla La Mancha.

Actualmente, contemplamos, entre curiosos y divertidos -atónitos estaríamos, si no nos hubiéramos acostumbrado- las peleas por controlar Caja Madrid.

Compren palomitas, siéntense en primera fila y disfruten del espectáculo.

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