jueves, 7 de enero de 2010

España, una nueva historia (21)


En 1959, Ramón Menéndez Pidal, conocido internacionalmente como historiador del Cid, señalaba en un intencionado ensayo con el título de "Los españoles en la historia" que el reino de los visigodos fue el primer intento de creación de un Estado español, en el que habría tenido lugar por influencia de san Isidoro una formulación explícita de un sentimiento nacional. En el acalorado debate sobre si los visigodos eran españoles o no lo eran, Menéndez Pidal indagó sobre el "partidismo" que agitaba las dos facciones políticas cuyo trágico enfrentamiento puso fin a ese primer boceto de España, a sabiendas de que esa forma de presentar la historia visigoda era esencialmente una proclama política. Si arriesgó la tesis fue porque había calculado su efecto en las futuras investigaciones, que no era otro que la necesidad de conocer con exactitud los intereses sociales de las facciones en litigio. Comparando la situación española a finales de la década de 1950 con la situación vivida por el reino de los visigodos en su momento crítico tras la muerte de Recesvinto en 672 abría de nuevo la posibilidad de utilizar la historia como maestra de la vida, según el tópico ciceroniano heredado del helenismo. Pero una interpretación que ensalce semejantes posturas ideológicas y semejantes símbolos del honor patrio tenía escasa cabida en las maneras de hacer hsitoria de los años sesenta y siguientes.

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