martes, 12 de enero de 2010

España, una nueva historia (27)


En el centro de todas las negociaciones estaba la ciudad que sería el centro político del Imperio Carolingio en el sur. Descartada Zaragoza por los sucesos del 778, y Pamplona casi por lo mismo, solo quedaban Tarragona y Barcelona. En la elección de una de esas dos ciudades intervinieron razones estratégicas pero también de legitimidad. No podemos olvidar a los "comites barcinonensis", que vivían en una de ellas, un título romano y por lo tanto independiente de la herencia de los visigodos de Narbona o de Toledo; así era el poder de esos hombres, incólumes entre las tempestades que silbaban a su alrededor. Carlomagno decidió que fuese Barcelona la capital de la marca meridional del imperio, la Marca Hispánica, aunque probablemente nunca tuvo entidad jurídica, apunta Ramon d´Abadal, el gran experto en estos temas.

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