domingo, 31 de enero de 2010

España, una nueva historia (59)


Para Isabel de Castilla y Fernando de Aragón el año 1474 empezó seis años atrás. La guerra civil en Cataluña y Castilla les había hecho comprender dónde se encontraba el verdadero peligro. No debían tener la lucha abierta, si la causa era justa. Tenían sus armas y contaban con el apoyo de la gente de su generación. Pero también sabían que las élites nobiliarias y urbanas solo estaban esperando un error para tener un pretexto para limitar las prerrogativas del trono. La personalidad de los príncipes se hace más valiosa al compararla con otros personajes de la época. La simpatía hacia ellos se debía en parte a la destreza con la que supieron afrontar el conflicto sucesorio, como también al instinto del imperio que les caracterizaba: daban a manos llenas a la gente a cambio de obtener su lealtad. Esta rara superiodidad sobre los otros pretendientes y sus mentores permitió la creación de una morada vital.

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